Armando Fuentes Aguirre evoca aquellos años de beisbol en el Estadio Saltillo, donde algunos jugadores como la ‘Tacua’ Garza, ‘Chaperita’ Medina, ‘El Fantasma’ Rosales, Ramón Mendoza, ‘Cartucho’ Regalado, Rogelio ‘Limonar’ Martínez y ‘El Mocho’ Juárez se volvieron ídolos de la afición local.
Considerado el Rey de los Deportes, el beisbol es una de las tradiciones más importantes para los saltillenses y este dato lo confirma el cronista de la ciudad, Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, quien además de hablar de beisbol con la autoridad de historiador, también lo hace con el corazón: el gusto por este deporte se lo inculcó su propio padre y él se lo heredó también a sus hijos.
Fuentes Aguirre, escritor, periodista y promotor cultural, cuenta que en la ciudad el beisbol tomó fuerza cuando se inauguró el Estadio Saltillo, aunque ya desde antes se practicaba en campos llaneros.
Entrevistado por el periodista Carlos R. Verástegui para el libro “Saraperos: Los primeros 50 años de una Gran Historia”, el cronista recuerda con afecto a un equipo en particular: Los Pericos de Saltillo.
“El equipo de los Pericos de Saltillo era un orgullo de la ciudad, motivo de afecto y de cariño para todos los saltillenses. Era un equipo muy querido por la gente y jugaba en el viejo Estadio Saltillo, en la esquina de las calles de Ramos Arizpe y Obregón, frente al lago de la Alameda.
“Eran juegos que yo disfrutaba con una emoción enorme. Cada pelotero tenía su propia personalidad; el pítcher Rogelio ‘Limonar’ Martínez era un galán sumamente apuesto y bien parecido, con bigotito bien recortado al estilo de la época, y de él se decía que tenía amores con damas muy encopetadas de la sociedad, cuyos nombres se mencionaban sotto voce, como se dice”.
“Catón” recuerda a otros jugadores de aquella época que todos los saltillenses admiraban. Entre ellos menciona a la “Tacua” Garza, “Chaperita” Medina, “El Fantasma” Rosales, Ramón Mendoza y “Cartucho” Regalado, “del cual se decía que había bateado una pelota que todavía no cae”.
“‘El Mocho’ Juárez era un pítcher local al que le faltaba un dedo, de ahí el remoquete, y decía la leyenda que él mismo se lo había cortado con un hacha para poder sacar una curva de su invención en la cual, para lanzarla, el dedo le estorbaba”.
Confiesa que para los saltillenses fue todo un cambio la construcción del Parque Francisco I. Madero, pues el Estadio Saltillo ya no contaba con cupo suficiente para los amantes del beisbol.
“Al principio sentíamos raro quienes habíamos asistido al pequeño Estadio Saltillo, ir a ése que nos parecía un gran Estadio, pese a que en sus principios no tenía el aforo que tiene ahora. Acá empezamos a disfrutar el goce de los juegos nocturnos con la temperatura gratísima de nuestra ciudad. Éramos como una familia, todos nos conocíamos; todos llevábamos algo que comer y lo compartíamos con los vecinos y se hacían intercambios muy gratos”.
Sobre los Saraperos de Saltillo, que este 2020 cumplen 50 años en la Liga Mexicana, el cronista de la ciudad comenta que en los años 70 el equipo llegó con toda la fuerza, demostrando que tenía lo necesario para ser uno de los mejores del circuito de verano.
“Los jugadores eran objeto, prácticamente, de veneración. Como Lupe Chávez, Daniel Morejón, Felipe Leal, Marcelo Juárez y desde luego ‘El Sargento’ Tomás Herrera, que es toda una leyenda del beisbol”, dice en la edición conmemorativa, donde se publica la entrevista completa.
Arriba: Armando Fuentes Aguirre, «Catón», fotografiado en uno de sus proyecto culturales más destacados: la estación Radio Concierto. Fotografía de Luis Castrejón.
